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LA ENCRUCIJADA UCRANIANA. PRIMERA PARTE

El pasado 24 de febrero Rusia se lanzaba a la invasión de Ucrania. Desde entonces, la censura y la manipulación se han apoderado de los medios de desinformación de un Occidente sumiso en la más pura y desvergonzada histeria bélica. El colmo de toda esta locura lo ha protagonizado Meta, el rimbombante nombre dado por el megalómano Mark Zuckerberg a lo que hasta hace dos días era el grupo Facebook, que de una forma que solamente se puede calificar de criminal permite las publicaciones deseando la muerte a los rusos, no solamente a los militares, sino a todos los habitantes de la Federación Rusa, incluyendo civiles claro está. Y la historiografía no podía ser una excepción, algo que viene de años atrás de la mano de manipuladores a sueldo de lobbies estadounidenses, como la desgraciadamente reconocida Anne Aplebaum, a sueldo del Departamento de defensa de los Estados Unidos y de empresas como Lockheed Martin a través del lobby Center for European Policy Analysis.

Y es que la historiografía sobre Ucrania, y sobre la URSS en general, es de los campos más sesgados y tendenciosos, existiendo toda una Leyenda negra al respecto, mucho mayor y mejor aceptada que la Leyenda negra sobre España de la que tanto lloriquean Santiago Armesilla y su club de seguidores. En esta serie de entradas, aun a riesgo de que acaben siendo censuradas como le pasó a Oliver Stone con su polémico, y en cierta medida propagandístico, documental sobre el Euromaidán, intentaré explicar la historia de Ucrania para dar una visión sobre los hechos que a día de hoy, 24 de marzo de 2022, están cambiando este loco mundo en el que vivimos, una visión que intentaré argumentar y razonar de forma más o menos objetiva, libre de la intoxicación mediática a la que millones de personas están expuestas.

Composición étnica y lingüística de Ucrania

Esta entrada está desarrollada de una forma distinta a lo común. Antes de entrar en la complicada historia de nación ucraniana creo necesario hablar de la composición étnica de la Ucrania actual. El último censo realizado por las autoridades ucranianas tuvo lugar en 2001, hace más de veinte años, por lo que los datos no son del todo exactos, más teniendo en cuenta que este censo se incluyen Crimea y el Donbás. Según este registro, el 77.8% de los habitantes del país eran de etnia ucraniana mientras que el 17.3% eran rusos. Por otro lado, este mismo censo recoge que de la población del país solamente el 67.53% hablaba el ucraniano en su día a día mientras que el 29.59% hablaba el ruso, lo que quiere decir que un número considerable de ucranianos étnicos se comunicaba en ruso.

A día de hoy, la principal diferencia entre rusos y ucranianos reside en el idioma. Ambas etnias son en su mayoría cristianos ortodoxos, pese al cisma de 2019 entre la Iglesia ortodoxa rusa y la ucraniana, y las culturas, si bien son diferentes, muestran numerosas similitudes, ambos pueblos son eslavos orientales, al fin y al cabo. La lengua ucraniana, muy poco desarrollada hasta finales del Siglo XIX sería impulsada y reformulada por círculos intelectuales ucranianos durante los períodos finales del Imperio ruso. Como bien indicaba la cuenta de Twitter Bandegoris en un hilo realizado hace un mes:

La lengua ucraniana (uno de los criterios más habituales en la oficialización de una nación), existía de una forma muy embrionaria durante el siglo XIX, si bien podría considerarse en esos momentos algo parecido a un dialecto. Era una lengua poco usada por los habitantes de la Pequeña Rusia (nombre de Ucrania antes de la revolución) además de que carecía de muchos términos técnicos. La oficialización vendría con el Hetmanato de Skoropadskiy durante la guerra civil rusa. Este idioma, dio señales de vida y comenzó a ser relevante gracias principalmente al historiador y político Hrushevsky, quien centró su trabajo historiográfico en justificar la existencia la nación ucraniana. Tanto Skoropadskiy como Hrushevsky trataron de justificar, reforzando el identitarianismo nacional, la existencia de un estado en la región por razones políticas (siendo las del historiador algo mejor intencionadas) durante el colapso general de Rusia durante la guerra civil

Ahora bien ¿quién hablaba ucraniano en esos momentos? pues principalmente intelectuales y académicos, en textos contemporáneos a la guerra civil se nos dice que los campesinos no entendían la nueva lengua que se había convertido en la oficial de un cambio de régimen a otro.

Los orígenes de la nación ucraniana

El primer punto a tratar ya es asunto polémico, y eso que es anterior al período soviético. Hablamos de los orígenes de la nación ucraniana. Situar estos con el Rus de Kiev en 882 es cuan no menos arriesgado, ya que este estado medieval supone el antecesor, más o menos directo, de Rusia. Si bien el término de nación surge con el liberalismo ilustrado del Siglo XVIII, pero sobre todo con el romanticismo decimonónico, es innegable que antes de la Ilustración ya existían sentimientos de pertenencia a un pueblo, a una comunidad o a una etnia. Pongamos por ejemplo el Imperio romano ¿acaso los romanos no se identificaban como tal, no tenían un sentimiento de pertenencia y no diferenciaban entre romanos y bárbaros? Ahora bien, volviendo al tema de esta entrada, la pregunta que debemos hacernos es ¿cuándo aparece este sentimiento de pertenencia a Ucrania, cuando nace la nación ucraniana? Adelanto que no es una cuestión fácil. Las naciones son conceptos artificiales y no son inmóviles e inmutables. Por ello me río cuando Armesilla y sus seguidores ridiculizan al nacionalismo vasco o al catalán argumentando que el nacionalismo español es anterior ¿Qué más da qué España como nación sea anterior a Euskadi si una parte considerable de los vascos, por no decir la mayoría, se consideran a sí mismos como una nación distinta? Es tan ridículo como defender la colonización portuguesa de Angola, por decir un ejemplo cualquiera, bajo la premisa de que la nación portuguesa surgió antes que la angoleña. Para disgusto de ciertos sectores de la izquierda tuitera, el hecho de que la nación ucraniana nazca en el Siglo XX y no en la Edad Media carece de toda importancia.

Cosacos zapórogos escribiendo una carta al Sultán, cuadro del ruso Ilya Repin del año 1891. Pese a que la obra representa a un grupo de cosacos de la zona que hoy en día se corresponde con Ucrania, el cuadro es un símbolo de patriotismo ruso. 

Toda nación, o más bien, todo Estado-nación, necesita de unos mitos fundacionales para legitimar su existencia. Esto es tarea fácil en Latinoamérica, con sus respectivas guerras de independencia, pero en Europa los argumentos son mucho más rebuscados. Considero que el Rus de Kiev en todo caso se puede considerar como el origen de Rusia, pero no el de Ucrania. El mito fundacional de la nación ucraniana podríamos situarlo, si somos permisivos, en los cosacos de Zaporiyia y su rebelión contra los polacos en el Siglo XVII.

La identidad ucraniana comienza a forjarse durante los Siglos XVIII y XIX, estando el país dividido entre Austria y Rusia. Fue precisamente en la zona controlada por Austria, y luego Austria-Hungría, donde comenzaron a mostrarse los primeros signos de nacionalismo ucraniano mientras que en la zona de la costa de Mar Negro, parte del Imperio ruso, la mayoría de habitantes se identificaban a si mismos como rusos.

La identidad ucraniana que se estaba forjando en los territorios austrohúngaros estaba en un principio fuertemente ligada a la de los rutenos, un término polisémico que en un principio se utilizó para referirse a los habitantes de la Rus y posteriormente para todos los eslavos orientales (rusos, ucranianos, bielorrusos y rusinos). En 1843, por una petición del arzobispo católico, Mykhajlo Levitsky, el término ruteno se convirtió en el nombre oficial de los rusos y ucranianos dentro del Imperio austríaco, en la región de Galitzia. El nacionalismo ucraniano es exportado a los territorios rusos, sobre todo a los círculos intelectuales. El término Ucrania se expande a la vez que el de Rutenia cae en desuso. Finalmente, Rutenia quedará reducida a la zona bajo control austrohúngaro.

La Nueva Rusia. La costa del Mar Negro

Como bien señalé en el apartado anterior, durante los últimos años del Imperio ruso en la costa ucraniana predominaban los sentimientos identitarios rusos. Estos territorios pertenecieron al Imperio otomano hasta mediados del Siglo XVIII cuando, tras las guerras ruso-turcas, pasaron a manos de Catalina la Grande, quien puso en marcha una campaña de colonización por la cual se fundaron importantes ciudades como Mikolaiv, Mariúpol u Odesa. A estos territorios se les conocería como Nueva Rusia.

Mientras que en Crimea la población permaneció prácticamente rusa en su totalidad, en la Nueva Rusia las poblaciones ucraniana y rusa se mezclaron lo que llevó a que cuando en 1917 se proclamase la independencia de Ucrania estallase el caos. Como ya indiqué en la primera de mis entradas sobre la Guerra civil rusa, en mi otro blog, en Ucrania se viviría una guerra a cuatro bandos: el Ejército Blanco, el Ejército Rojo, los independentistas ucranianos y el Ejército Negro, de ideología anarquista.

Esta primera independencia ucraniana debe entenderse en el contexto de la Primera Guerra Mundial y el caos que supusieron las dos Revoluciones rusas de 1917. El 20 de noviembre de ese mismo año tiene lugar la proclamación oficial de la República Popular Ucraniana, aunque ya se había proclamado la autonomía en junio. En un principio, Ucrania se estableció como un Estado títere del Imperio alemán para finalmente ser invadida casi en su totalidad a comienzos de 1918 por los bolcheviques. Sin embargo, tras la firma del Acuerdo de Brest-Litovsk, Ucrania volvió a estar bajo la órbita alemana, estableciéndose un nuevo Estado títere de nombre Hetmanato, bajo la figura de Pavló Skoropadski. El 14 de diciembre de 1918, tras el final de la Primera Guerra Mundial, el Hetmanato se disuelve y vuelve la República Popular Ucraniana.

Ucrania acabará inmersa en una guerra a cinco bandas: la República Popular Ucraniana, el Ejército rojo, el Ejército Blanco, los anarquistas del Ejército Negro y Polonia. Los bolcheviques resultarán victoriosos y en 1922 Ucrania se convertirá, junto a Rusia, Bielorrusia y Transcaucasia en uno de los fundadores de la URSS. Bajo la política de Korenizatsiya la identidad ucraniana fue potenciada, así como el lenguaje, si bien tras la llegada al poder de Stalin se puso en marcha una política de rusificación que puso din a la Korenizatsiya. Si bien es cierto que durante las purgas estalinistas los sectores más nacionalistas del partido en Ucrania fueron purgados y en muchos casos asesinados, asegurar que el Holodomor fue una campaña orquestada por Stalin contra el pueblo ucraniano es cuanto menos una postura sesgada y tendenciosa que desagraciadamente a día de hoy, con el objetivo de criminalizar no sólo al comunismo, sino también a Rusia como nación, se repite y se compara incluso, de una forma desvergonzada y sensacionalista, con el Holocausto. Las hambrunas de comienzos de la década de 1930 en la URSS no se limitaron solamente a Ucrania, sino también a la región del Volga y Kazajistán y no fue una campaña intencionada ni mucho menos, sino una suma de las adversas condiciones meteorológicas, las luchas entre los kulaks y el OGPU y la implementación de las teorías pseudocientíficas del ingeniero agrónomo ucraniano Trofim Lysenko.

Curiosamente, esta visión de la Ucrania soviética contrasta enormemente con la que se tiene en Rusia a día de hoy. Mientras que en Occidente se defiende la idea de una Ucrania severamente castigada por el estalinismo, en la actual Rusia existe la visión de que Lenin y Stalin trataron a Ucrania de forma privilegiada. En su discurso del 21 de febrero de 2022, el día que las tropas rusas entraron en el Donbás, Putin afirmaba en un discurso que:

La Ucrania moderna fue creada completamente por Rusia o, para ser más precisos, por la Rusia bolchevique. Este proceso comenzó prácticamente justo después de la revolución de 1917 y Lenin y sus socios lo hicieron de una manera que fue extremadamente dura con Rusia: separando, cercenando lo que históricamente es tierra rusa. Nadie preguntó a los millones de personas que vivían allí qué pensaban.

Posteriormente, tanto antes como después de la Gran Guerra Patria, Stalin transfirió a Ucrania algunas tierras que antes pertenecían a Polonia, Rumanía y Hungría. En el proceso, le dio a Polonia parte de lo que tradicionalmente era tierra alemana como compensación, y en 1954, Kruschev le quitó Crimea a Rusia para dársela a Ucrania. En efecto, así es como se formó el territorio de la Ucrania moderna.

 La visión de Putin puede parecer sesgada, y lo es, pero representa la idea general que se tiene en Rusia sobre la cuestión ucraniana. En la próxima entrada trataré el desarrollo de Ucrania desde su independencia de la URSS hasta la actualidad, repasando el auge del nacionalismo y como este rico país del este de Europa se ha convertido en el más importante punto del tablero geopolítico internacional entre Rusia y el bloque atlantista.

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